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Suplemento de La Marea sobre laboral, cultura y análisis político para la clase trabajadora coordinado por Antonio Maestre

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Recoger patinetes: la gymkana de la precariedad

La llegada de grandes empresas de patinetes a las ciudades ha provocado otro gran problema: el aumento de la precariedad entre aquellas personas que se encargan de recogerlos para cargarlos por la noche

8 noviembre, 2018

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Patinetes
Voi, Wind y Lime son las principales empresas de patinetes. Foto: EDUARDO ROBAINA.

Dani Dominguez

“Gana dinero ayudando a Lime a transformar el futuro del transporte”, decía esta oferta de trabajo para juicers. «Gana dinero y ten propio horario», dice la web de Voi, dirigida a hunters. Lime y Voi son dos empresas que han colonizado Madrid a golpe de patinete eléctrico, un mercado donde también compite Wind. Y juicers, hunters o chargers son los términos utilizados por este tipo de compañías para referirse a las personas que por la noche recogen y cargan estos vehículos. Cobran 5 euros por cada patinete recogido. ¿Y qué se necesita para poder cazar patinetes? Tener carné de conducir y coche propio, además de un smartphone y casa o local donde poder cargarlo.

A las 21.00 horas comienza una gymkana de la precariedad: se da el disparo de salida para aquellas personas que quieren obtener “unos ingresos extras”. Sí, “ingresos extras” porque resulta prácticamente imposible llegar a fin de mes recogiendo estos vehículos. Los nuevos juicers, por ejemplo, solo reciben cuatro cargadores por parte de Lime. “Los primeros cuatro te los regalamos. A los juicers más activos les podemos proporcionar más cargadores o tienen la opción de comprarlos a través de una página”, aclaran desde la empresa. Cada cargador cuesta cinco euros. El primero que coge un patinete es el que lo cargará. Por eso, puede darse el caso de haber pasado parte de la noche de un lado a otro con tu propio coche y no recoger ninguno. Pero eso no lo dicen en las ofertas de trabajo.

Lime, participada mayoritariamente por Uber y Google, es la empresa más conocida. Fue la avanzadilla de una nueva moda que ha plagado los lugares públicos de la ciudad que, al principio, no contaba con ninguna regulación. Por un lado, la empresa dispone del inmenso poder de Google; pero, por otro, se le unen las polémicas prácticas laborales de Uber. Desde Lime aseguran que cuentan con más de 50 juicers que se encargan de recoger los aproximadamente 300 patinetes que hay en Madrid. El negocio es redondo para las empresas: estas personas ponen sus propios medios de producción (coche y combustible, smartphone, casa y electricidad) y su fuerza de trabajo a disposición de grandes compañías. Su compensación: cinco euros por cada patinete por un trabajo nocturno y exterior sin ningún tipo de derecho laboral que cada vez se torna más duro con la bajada de las temperaturas. “El juicer independiente reconoce que bajo ninguna circunstancia tiene derecho a la cobertura del plan de bienestar, médico o dental de Lime; planes de seguro de vida y discapacidad; planes de pensiones; planes de acciones […] o cualquier tipo de prestación complementaria que promueva Lime”, reconocen en el contrato de servicio que cualquier cargador debe firmar. El único derecho son los cinco euros por cada vehículo cargado, lo que pagaría un usuario por utilizar uno de estos patinetes durante 40 minutos.

Ante esta situación, tal y como publicó El Independiente, el Ayuntamiento de Madrid habría dado un toque de atención a estas empresas para que dejasen de fomentar esta precarización del trabajo. Durante una reunión el pasado octubre en la que se trataron asuntos relacionados con la autorización necesaria para poder operar en la ciudad, el consistorio habría avisado a las empresas de que podrían otorgarles peores condiciones (zonas menos céntricas en las que poder operar, menor número de patinetes…) en el caso de que siguieran fomentando la precariedad laboral con este tipo de prácticas. El Ayuntamiento de Madrid asegura a La Marea que «le preocupa y le gustaría poder mejorar esa situación», aunque no confirman que tengan planeado ningún tipo de medida restrictiva que puedan aplicar a las empresas. Desde Lime, sin embargo, afirman no haber recibido ninguna comunicación de este tipo por parte del Ayuntamiento aunque confirman que su asesoramiento legal también tiene la mirada puesta en este tema.

Gerard Sellarés, responsable de Wind en Madrid, asegura que su empresa no sigue dinámica, sino que subcontratan este tipo de trabajo a tres empresas que operan en tres zonas diferentes de la ciudad. Aunque en su web es posible darse de alta como charger (cargador independiente), desde Wind aseguran que al finalizar el registro se alerta de que en estos momentos no precisan de trabajadores. «A nosotros el Ayuntamiento no nos ha comunicado nada. Entiendo que les hayan dado un toque a Lime y Voi porque lo que se produce es una auténtica lucha para conseguir coger los patinetes antes que el otro», asegura Sellarés.

“Somos todos chavales”, aseguraba uno de estos cargadores en un reportaje de eldiario.es, algo que recuerda mucho a la figura de los riders, es decir, a los repartidores de comida de empresas como Deliveroo y Glovo. Desde Lime realizan la misma comparación con este tipo de trabajo y aseguran que, como sucede en esos casos, “la rotación y los cambios son normales”. La primera multinacional ya fue condenada por un juzgado de Valencia por utilizar a la figura del falso autónomo en lugar de trabajadores/as por cuenta ajena, es decir, asalariados/as. De esta forma, Deliveroo se ahorraba los costes de la seguridad social de la persona empleada. De la misma forma que sucede con los cargadores de patinetes, los riders también tienen que contar con vehículo propio (bicicleta o moto) para poder realizar los pedidos.

“No podemos convertirlos en asalariados, no saldría rentable. No podemos contratar a una persona para que recoja ocho patinetes. Para que fuese rentable tendría que recoger 40 o 50 y no es ese el objetivo. Queremos dar ingresos a más personas, no solo a uno”, afirman fuentes de Lime. Estas multinacionales ya no ofertan puestos de trabajo que ofrezcan una mínima seguridad laboral, sino que lo venden como “ingresos extras” para personas sumidas en la precariedad más absoluta.

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Archivado en: Análisis Etiquetado como: Comunidad de Madrid, patinetes, precariedad laboral, transporte

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